En medio de acusaciones y críticas, Samuel García busca eludir su responsabilidad frente a la crisis ambiental de Nuevo León desatada por la Refinería de Cadereyta. Con una propuesta sin base legal, intenta trasladar la carga de acción al Congreso local, mientras evade su deber como líder gubernamental.
Las palabras de García suenan huecas frente a la realidad que viven los habitantes afectados por la contaminación de Pemex. Su propuesta, más que un intento por resolver la situación, parece una maniobra para ganar simpatías políticas en un escenario marcado por la desesperación y la urgencia.
El Populismo y la Negligencia de Samuel García
Desde diversas esferas, las críticas hacia Samuel García y su propuesta no se hacen esperar. Legisladores, expertos y ciudadanos señalan con firmeza la falta de sustento legal y la evidente demagogia detrás de sus acciones. La urgencia demanda medidas reales, no discursos vacíos para intentar engañar a la gente.
Inacción y Peligro Ambiental
Mientras Samuel García se envuelve en promesas y estrategias políticas, la salud y la vida de miles de personas están en juego. La Refinería de Cadereyta sigue operando sin restricciones, contaminando el entorno y afectando a comunidades enteras que claman por una respuesta efectiva y comprometida.
Un Llamado a la Conciencia Ciudadana
Es hora de que la ciudadanía de Nuevo León levante la voz y exija cuentas claras a sus representantes. La crisis ambiental no puede ser un juego político ni una moneda de cambio en las manos de líderes irresponsables como Samuel García. La lucha por un ambiente sano y seguro es un deber compartido que no puede ser eludido ni postergado.